Es de lo más
común. No importa cuántas horas extras trabajes ni lo bien que realices tu
labor. En tu oficina te tienen el ojo encima y no te dejarán ascender más allá
del puesto en el que te encuentras.
Pareces un
esclavo que siempre resuelve todos los problemas que se presentan, pero nunca
recibe el mérito que merece. Lo peor es que a tu jefe le acaban de aumentar el
sueldo por la "excelente" labor que realiza en el departamento.
Te encuentras frustrado. Ya no te importa si el trabajo para hoy sale a tiempo o si al
estúpido de tu patrón le da la gana de irse de vacaciones y apilarte todas las
carpetas que tiene de trabajo urgente por realizar. ¡Ya basta! ¡Estás hasta los
huevos! Es hora de sacar de tu cerebro todas las ideas más oscuras y
sangrientas que poseas sobre métodos de tortura y
llevarlas a cabo para conseguir tu venganza. Aquí te van algunos consejos para
que soluciones pronto tu situación laboral y, además, obteniendo el dinero que
te mereces por tu anhelado despido.
Terrorismo a baja escala
En primer
lugar, debes reconocer el terreno. Mira a tu alrededor y encontrarás miles de
lugares adecuados donde conseguir material para elaborar tu estrategia
preliminar. Lo mejor que puedes realizar son pequeñas maniobras de ataque
inofensivas pero que, de seguro, conseguirán que tu jefe se harte de ti y sea
él quien te despida. De esta manera tú aseguras tu lana de la liquidación.
Una
estupenda acción es partir una llave en la cerradura de su oficina para que el
muy bruto no pueda entrar a ella. Si no consigues una llave que le entre puedes
usar también palillos mondadientes, un fósforo o cerillo, o hasta pequeños
pedacitos de papel que puedes insertar para que hagan tope y la llave nunca llegue al fondo.
Esto hará que la cerradura no abra ni cierre. También puedes
tapar el inodoro. La forma más sencilla e infalible es con una naranja, o
toronja grande. Son casi del tamaño perfecto de la mayoría de los retretes, y
si puedes envolverla en una bolsa plástica y empujarla será más efectivo. Ya
verás. Nadie la sacará si no es con herramientas especiales. Trata de que el
baño que averíes sea el que él frecuente. Luego, preséntate ante él y di que tú
lo hiciste porque eres demasiado inútil. Con eso bastará.
Otra buena
acción terrorista consiste en apestar toda su oficina. Lo que necesitas
hacer es aprovechar el sistema central de aire acondicionado. Puedes ir a
comprar a una tienda de bromas un "pedo químico"
o puedes crear un líquido realmente apestoso con huevos podrídos y comida
vieja. Encuentra el ventilador principal y rocía, o tira en el conducto, todo
lo que puedas que apeste. Si es un líquido bajará y se impregnará por las
paredes del conducto. Tardarán días en saber de dónde proviene el olor y otros
tantos en solucionarlo. Cuando te pidan ayuda di que no puedes porque estás muy
ocupado. Tu jefe se sentirá tan indignado que tendrá que despedirte.
Terrorismo Profesional
Si
simplemente no puedes soportar su presencia y ya tienes ordenadas todas las
cosas de tu escritorio para marcharte, debes entrar al campo profesional. He de
advertirte que muchas de estas acciones te pueden crear un enemigo de por vida
y ocasionarán tu despido inmediato. Pero, después de todo, te encontrarás fuera
de esa horrible prisión que equivocadamente llamas trabajo. Mucho mejor si ya
tienes o has realizado una entrevista con
oportunidades para entrar en otra compañía.
Una de las
mejores maneras de comenzar es atacando directamente al enemigo. Si sabes dónde
tu jefe estaciona su vehículo tienes una infinita gama de posibilidades. Por
ejemplo, si quieres que éste no encienda le puedes tapar el escape. Lo único
que tienes que hacer es insertar una o dos patatas, o bien uno o dos plátanos grandes u otro material que obstruya el tubo de escape. La idea es taparlo bien para que no salgan los gases y evitar que prenda.
Otra forma
más ácida de chingarlo es colocar, con una pequeña cucharita, algo de
excremento debajo de la manilla de la puerta del piloto. Cuando tu enemigo llegue a abrir la puerta se llevará una desagradable sorpresa. También puedes
abrirle el tanque de la gasolina y añadirle algo de azúcar o bien dos coca
colas. En pocos días el motor se pega, se sobrecalienta, se tapan los
inyectores y hay que hacerle un tune up mayor para que recupere su estado
original.
Si de
ninguna de las maneras anteriores has logrado que tu jefe te redacte la carta
de despido, comienza a preocuparte. Seguramente ha de tener alguna tendencia
extraña que lo atraiga inevitablemente hacia ti. De lo contrario,
¡felicitaciones!, ya te puedes conseguir un trabajo en el que realmente la
gente valore tus esfuerzos y puedas avanzar sin ningún imbécil que te impida conseguir todas tus aspiraciones.
Otras maneras alternativas de lograr un despido remunerado
- No te cepilles durante una semana y dale un apasionado beso sin importar su sexo. Luego puedes acusarlo de acoso sexual.
- Intenta escribiendo un libro en tu lugar de trabajo. Busca un título interesante y científico como La conquista del mamut o¿Por qué los neutrones? Cuando él te pregunte por qué no estás cortando el tocino que te pidió hace días días, dile que tu investigación es más importante para la humanidad. Te va a gritar y a romper las hojas de tu arduo trabajo (sólo una debe estar llena, lo demás lo completas con garabatos). Puedes demandarlo después si quieres.
- Hazte pasar por gay y tócale su aguado trasero cada vez que pase a tu lado a reclamarte algo. Cuando te despida por irresponsable puedes alegar que fue todo un complot discriminatorio. Los gays siempre ganan en estos casos.